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Columna de Edward Piñón
En la tierra de los agitadores de sueños, en el país que le entregó al mundo los más grandes creadores de efectos especiales con sus botines de fútbol hoy hay un jugador uruguayo que se ganó una distinción increíble.
Disculpen si tomo distancia de River-Boca, del lucimiento de Lucas Torreira en Inglaterra o del diferendo Nacional-Peñarol por los puntos de la final del Uruguayo 2018, pero no puede pasar desapercibido que a Giorgian De Arrascaeta, simbólicamente, le entregan la camiseta número 10 del equipo ideal del Brasileirao y en una elección realizada por la Confederación Brasileña de Fútbol.
¡De Arrascaeta es el mejor 10 de Brasil! Sí, ahí mismo, en la tierra de Pelé, Zico, Rivelino, Rivaldo, Raí, Kaká y podría seguir mencionando a un montón más de genios capaces de crear obras de arte con la sutileza de su juego.
Y leerlo, además de generar alegría porque se trata de un compatriota, también actúa como un dedo en la llaga. Porque es imposible no preguntarse, una vez más, qué es lo que no permite que el “Cocho” sea también crack en la Celeste. Seguro que culpa suya no es.
(*) Columna de Edward Piñón en Ovación.
