Siento que es necesario hablar fuerte y claro, la circunstancia que nos toca vivir lo exigen. Pero no basta con expresar nuestro pensamiento, si el destinatario acostumbrado a los 140 caracteres de los tuit y al facilismo irresponsable del Facebook (obviamente no siempre), no nos lee. Por tanto hagamos un esfuerzo para fomentar amigablemente lo que es la lectura de hoy.
A partir del 1 de marzo comenzó un nuevo gobierno que interrumpe quince años de gobierno de una fuerza política. Si bien los intercambios de información comenzaron en diciembre, la verdadera transición comenzó el 1 de marzo. El respaldo ciudadano indica un oficialismo con mayoría parlamentaria en ambas Cámaras y obviamente ejerciendo el Poder Ejecutivo. Deben gobernar y nosotros queremos que les vaya bien.
Pero de inmediato aparece una pandemia mundial con sus consecuentes impactos en nuestro país. A casi un mes de asumir el nuevo gobierno la enorme mayoría de los organismos del Estado mantienen cargos de confianza que vienen del gobierno anterior, no porque el F A lo decida, porque no puede, sino porque el gobierno vigente simplemente no los ha relevado.
El sujeto es la situación sanitaria y el predicado el impacto en la economía y en la vida de la gente. Por eso nuestra fuerza política, que en definitiva tiene la primera bancada en número tanto en Senado como en Diputados, viene permanentemente apoyando la conducción central de lo que damos en llamar el sujeto. Y respecto a los impactos económicos y sociales hemos votado por unanimidad todas las leyes que envío el Poder Ejecutivo.
Incluso en algunos proyectos que se anuncian y obviamente irán al parlamento, relacionado con el Fondo Corona Virus, anunciamos nuestro apoyo. Pero una fuerza política que representa al 40 % de los uruguayos tiene la enorme responsabilidad de también proponer, y lo primero es la necesidad de compartir el esfuerzo entre todos quienes tenemos capacidad de contribuir.
Desde hace diez días el Frente Amplio ha solicitado audiencia al Poder Ejecutivo en la búsqueda de aportes y un camino común porque es la exigencia de la historia. Un hecho positivo es que la audiencia que se había fijado para el viernes previo a la semana de turismo se adelantó para el martes 31. Es una señal que permite poner arriba de la mesa las medidas que consideramos complementarias a las que anuncia el Poder Ejecutivo y que fundamentalmente apuntan a repartir las cargas de la crisis.
La mayor responsabilidad de la convivencia política siempre la tiene el oficialismo porque en definitiva es quien ejerce el poder, y la responsabilidad compartida de todo el sistema político es poner por encima de todo los intereses de los uruguayos y la razón, dejando a un lado el espíritu “barra brava” que permea a la sociedad. Veamos un ejemplo claro de a qué le llamo el espíritu de “barra brava”:
“Barra brava” es lo que animó al expresidente Julio María Sanguinetti cuando en su artículo del último correo de los viernes pone leña gruesa en una grieta que es deber de la POLÍTICA (con mayúscula) extirpar hoy más que nunca. El adelanto de la reunión entre el FA y el gobierno va en ese sentido, porque haberla hecho el viernes previo a turismo obviamente era la línea de Sanguinetti, ignorar a la coalición más votada de este país.
Nosotros estamos pidiendo que sectores vinculados a la actividad privada con capacidad contributiva se sumen al esfuerzo y los hay y muchos. Obviamente que también hay que encontrar las fórmulas jurídicas para que jubilaciones de privilegio, de cualquiera de las cajas, que el Estado sostiene, sean incluidas y reafirmo: son de privilegio porque la reforma de la ley
16.713 del año ´95 marca qué es privilegio y qué no.
Las jubilaciones normales que eliminaron los privilegios y topearon los montos son aquellas que toman para el cálculo del básico los veinte mejores años de aportes o los últimos diez, utilizándose el más beneficioso de los dos.
Todo lo demás es privilegio, ni hablar del déficit que produce la que simplificando llamamos Caja Militar, a la que seguramente como a todos los demás subsistemas habrá que llevar al espíritu de la ley 16.713. Porque los uruguayos deberíamos ser todos iguales y porque la equidad tiene que ser un objetivo siempre presente.
No valen las cuestiones individuales, para nada es bueno usarlas, pero nadie mejor que el que redactó los exabruptos que antes mencionamos, el ex presidente de la República Julio María Sanguinetti para poder dar fe (y si muestra el recibo mejor) de lo que es un jubilado de privilegio, con causal anterior a la mencionada reforma.
Es la hora de las responsabilidades y de los encuentros. Es la hora de la grandeza. Todos vamos en el mismo barco y hacia el mismo destino. Ese barco lo conduce un Ejecutivo liderado por el presidente de la República. Nosotros estamos para apoyar, para remar, no estamos para soplar en contra. Pero no sólo queremos remar, también tenemos ideas e instrumentos para aportar a esta nave que nos tiene a todos muy firmes desde el lugar en que nos toca estar. Nuestra fuerza política ha demostrado con hechos en la transición y en estos 30 días de gobierno que solo la anima la responsabilidad. Las elecciones serán en octubre de 2024. Y hasta el 1 de marzo de 2025 el gobierno lo encabeza el Dr. Luis Alberto Lacalle Pou.
-Tany Mendiondo-