El pasado 26 de abril de 2014, a plena luz del día,  en horas del mediodía,  la capital departamental se vio sacudida ante un hecho muy poco frecuente y que motivó un amplio despliegue policial.

En esa oportunidad,  el vecino Enrique Castromán se encontraba en su puesto habitual de cambio de dinero informal en la esquina de Plaza Constitución, junto a un grupo de amigos,  cuando inesperadamente apareció un individuo, que utilizando gas lacrimógeno,  se apoderó de una suma de dinero cercana a los U$S 40.000 en moneda nacional y extranjera.

EL RELATO DE LOS HECHOS.

En determinado momento, un joven que venía caminando por la vereda de enfrente cruzó hasta la plaza y sin mediar palabra esparció gas lacrimógeno sobre el rostro de Castromán, le arrebató la cartera y corrió hasta un "motochorro" que al lado de un carrito chivitero le aguardaba con el botín.

Cuando Castromán empezó a gritar, algunos pensaron que estaba haciendo una broma, algo muy característico en este singular vecino de la ciudad, conocido por todos. Incluso alcanzó a correrlos pero desistió por el efecto del lacrimógeno.

Los dos individuos tomaron avenida Rincón, luego 25 de Mayo y doblaron hacia Haedo. En Zorrilla y 19 de Abril, dejaron abandonada la moto que habían robado para cometer el ilícito un rato antes desde el liceo departamental. Un amigo de la víctima los persiguió en su automóvil, pero dado la velocidad de los delincuentes, los perdió de vista pocas cuadras después.

Los testigos dijeron en esa oportunidad que el delincuente que arrebató el dinero se trataba de una persona joven, alta, delgada, de cutis trigueño, pelo corto y cara más bien fina.

Durante el mismo día del robo fueron llevados a la sede de la Dirección de  Investigaciones varias personas en calidad de sospechosos, pero a nadie se le pudo ubicar como participante del delito.

Hoy,  a prácticamente 10 meses de ocurrido el acto delictivo, la Policía de Río Negro asegura que se sigue investigando y consideran que “tarde o temprana habrá de aclararse”. Castromán continuó desarrollando su actividad, como hace más de 20 años y no quiso hablar públicamente del tema, aunque evidentemente,  el hecho sigue siendo motivo de conversación,  cada vez que se genera el tradicional encuentro en la intersección de 18 de julio y 33 Orientales.