Cuando la pandemia del Coronavirus / Covid-19 llegó a nuestro país en marzo del año pasado, se puso el foco en la población mayor, ya que es la que más afecta el virus, y más aún en la que vive en residenciales. Se hizo una estrategia para que el SARS-CoV-2 no ingresara rápidamente a ellos, pero finalmente pasó en marzo en un establecimiento denominado Victoriano Sosa de la ciudad de Fray Bentos donde hasta el momento se registraron 28 fallecidos.

Para hablar de ese tema y la situación de estos lugares en pandemia, LA REPÚBLICA entrevistó al presidente de la Sociedad Uruguaya de Gerontología y Geriatría (SUGG), Dardo Roldán. La misma se fundó el 9 de junio de 1959 y tiene aproximadamente 200 socios entre los que se encuentra médicos y técnicos, como fisioterapeuta o psicólogos, entre otros, que trabajan con personas mayores.

Cuando se le menciona la palabra residencial muchas personas tienen la duda de si está habilitado o no. “La realidad es que hasta el comienzo de la pandemia la calidad del servicio no estaba vinculado directamente con la habilitación.El proceso para obtenerla es muy complejo y el lograrla es un problema de muchos años, porque ha habido muchos idas y vueltas. Eso hace muchas personas quieran regular su residencial y no puedan. Otras, como en cualquier otro ámbito, no les interesa. La mayoría quiere estar en regla y no lo logra por lo engorroso y costoso que es”, manifestó.

La pandemia hizo que cambiara mucho el funcionamiento de los residenciales. Lo primero pasó a ser la protección personal de los residentes y funcionarios. Aumentó el consumo de todos los elementos de protección como por ejemplo el tapabocas, el alcohol, el papel, y las sobre túnicas.

Con respecto a las medidas que se adoptaron en el país para que el virus no ingresara de forma inmediata a estos establecimientos, dijo que “se logró hacer una estrategia muy buena entre las autoridades sanitarias del Ministerio de Salud Pública (MSP), los prestadores de salud públicos y privados, y los directores técnicos y los dueños de los residenciales.

Esa consistía en que cada prestador de salud tenía a su cargo una cantidad de residenciales para controlar y vigilar. Entonces, esto hacía que, ante la aparición de algún caso sospechoso o positivo, los encargados avisaban al MSP y al prestador para poder tomar las medidas sanitarias que consideraban para evitar que el contagio sea mayor. Eso se hizo en Montevideo y en el interior”, señaló.

Sobre el caso puntual que se dio en la ciudad de Fray Bentos dijo que se hizo todo lo posible, con dicha estrategia además de la limitación de las visitas y la movilidad dentro de los establecimientos, para que no ocurra. “Sabíamos que si este ingresaba tenía una alta tasa de contagio y mortalidad, ya que eso era lo que había pasado en el mundo. Lamentablemente al aumentar la cantidad de casos en la sociedad, tarde o temprano iba a ingresar en los residenciales, porque el personal que trabaja en ellos está inmerso en la sociedad. Lamentablemente pasó y eso no quiere decir que sea porque se hicieron las cosas mal. Simplemente se traduce lo que pasa en el resto de la ciudad y el país”, agregó.

Es de destacar que con todas las medidas aplicadas se llegó bastante lejos, más de un año de pandemia, sin que el virus ingresara y matara a adultos mayores.

“Ahora queremos volver a limitar mucho la movilidad dentro de los residenciales y las visitas, pero el cumplimiento de esas cosas es irregular ya que no se puede controlar a todos. También es muy difícil que tanto los residentes como los familiares comprendan la magnitud del problema e insisten en tener contactos y eso complica un poco más la situación”, subrayó.

Desde la SUGG se tiene la información de que el MSP intentó llegar a todos los establecimientos para dar la primera dosis de la vacuna Pfizer. Hay algunos que no fueron vacunados por haber cursado la enfermedad y algunas personas, tanto residentes como funcionaros, no aceptaron ser inmunizados.

“Al tener en algunos lugares personas que no se quisieron vacunar van a tener que seguir con las medidas de protección para evitar los contagios con los otros que se dieron las dos dosis y generaron la inmunidad necesaria.Para la segunda dosis desde el MSP ya seavisó que próximamente van a ir a darla y la primera a los que cursaron la patología”, sentenció Roldán.

La clave:“La gente tiene un perjuicio con la calidad de atención que se da dentro de los residenciales y piensan que son depósitos de adultos mayores y que a nadie le importa los que están dentro. Eso no es así, ya que generalmente se trabaja muy bien con personas que las cuidan.No es tan malo como se cree. Esa gente que trabaja en ellos hace un esfuerzo enorme para que esas personas pueden estar bien y salgan adelante.

(*) Extraído de La República.