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21 de December del 2015 a las 18:23 -
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Actividades náuticas, ofertas culturales y senderos nativos son las propuestas turísticas del departamento

El río es el protagonista
Actividades náuticas, ofertas culturales y senderos nativos son las propuestas turísticas del departamento

El remo casi sincronizado de 14 personas rompe el silencio del Río Uruguay. "Sigan a las palas rojas", grita el instructor. Mientras tanto, el sol de diciembre se esconde lentamente detrás de la chimenea del ex Frigorífico Anglo.

El símbolo histórico de Fray Bentos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en julio de 2015. Desde entonces, los habitantes de la capital del departamento de Río Negro y de pequeñas localidades aledañas vieron la oportunidad de brindar diferentes servicios turísticos para los visitantes de cerca y de lejos.

 

Desde el agua

Enmarcada entre la inmensa estructura del antiguo frigorífico, que apagó su chimenea en 1979, y la planta de celulosa de UPM, emblema de la industria pujante y moderna, Fray Bentos cuenta con una amplia oferta turística y cultural.

El museo Luis Solari y el teatro Miguel Young, reinaugurado en abril de 2015 tras tres años de restauración, son dos de las joyas arquitectónicas y culturales de Fray Bentos, "paradas obligadas para cualquier visitante", según afirma Andrea Shunk, directora de turismo de la Intendencia de Río Negro.

No obstante, la forma más hermosa de apreciar la ciudad es desde el río. De un lado, la gente toma mate o hace ejercicio en la rambla. Del otro, se dibuja el contorno del barrio Anglo. Y el sosiego, cortado únicamente por el contacto de los grandes remos de madera con el agua, hace que se pierda la noción del tiempo.

Con la llegada de trabajadores finlandeses a la planta de UPM vinieron también dos botes para 14 tripulantes, originalmente destinados al uso deportivo. Joe Reboledo, competidor olímpico en 2004, vio la posibilidad de darle una utilidad diferente. "Uruguay es un país rodeado de agua, y este tipo de turismo está aún muy virgen en nuestro país", explica.

A través de un paquete del Gran Hotel Fray Bentos, los visitantes pueden participar de la actividad náutica sin ningún conocimiento previo. "Lo central es disfrutar del entorno", aclara el instructor.

 

El gran riñón del río

Cuarenta kilómetros al norte de Fray Bentos, Carolina Nieto aguarda ansiosa la llegada de visitantes para mostrar con orgullo los secretos que esconde su pueblito. Nuevo Berlín, una zona de altísima producción agrícola con menos de tres mil habitantes, fue bendecido con una naturaleza privilegiada: un gran archipiélago de islas con vegetación frondosa y senderos nativos que fueron protagonistas de hallazgos arqueológicos.

El pueblo constituye el límite sur del Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay, que en 2008 fue incorporado al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. En sus más de 20 mil hectáreas conviven varios ecosistemas: bañados, pantanos, esteros, monte y matorral ribereño, que dan cabida a una inmensa variedad de especies de aves. "Los esteros funcionan como riñón de la cuenca superior del río, son el filtro de un área con actividad agrícola intensa y eso permite que la calidad del agua sea buena", explica Gabriel Pineda, director del Parque Nacional.

Nadia Coiana y Karina Fortete trabajan en la coordinación de los departamentos de Soriano y Río Negro del Programa de Apoyo al Sector Turístico del Ministerio de Turismo. Desde fines de 2012 han hecho especial hincapié en fortalecer la propuesta y servicios tanto en Nuevo Berlín como San Javier, al extremo norte del área protegida.

A los esfuerzos de las autoridades se suman los grupos locales que trabajan para tener ofertas cada vez más ricas con experiencias variadas. "Quiero impulsar mi localidad, pero preservando la naturaleza que es nuestro capital más valioso", afirma Nieto, que forma parte de la Liga de Turismo de Nuevo Berlín.

 

Sendero nativo

Camino al muelle, que fue erigido en 1942 para trasladar cereales hacia el frigorífico, hay una gran edificación en construcción. Se trata de la estación fluvial y centro de visitantes, que implicó al ministerio una inversión de US$ 350 mil y será inaugurada en el verano. De allí saldrán viajes regulares hacia las 24 islas que componen el archipiélago en la lancha Pájaros Pintados I, que actualmente está en la fase final de habilitaciones.

Un poco más al sur aguardan las dos canoas que el Club de Pescadores de Nuevo Berlín adquirió para recorrer el sendero turístico La Yeguada, de dos kilómetros de extensión. El río está crecido y para subir al bote hay que pisar sobre tierra inundada. De a cuatro tripulantes por embarcación comienza la travesía: unos minutos remando en el Río Uruguay para luego entrar a la desembocadura del arroyo La Yeguada y apreciar especies de flora y fauna nativa desde el agua.

Bajar del bote y trepar un pequeño barranco le agregan un toque de aventura al recorrido. Un mangrullo de siete metros de altura regala una vista panorámica del pueblo, el río y sus islas. El regreso será por tierra para poder escuchar los relatos acerca de los hallazgos arqueológicos. Nieto explica que en la década de 1970 se levantaron más de cinco mil piezas de fragmentos indígenas, que hoy en día están a la espera de un museo que los reúna.

 

Tradiciones rusas en San Javier

Otros 60 kilómetros al norte se encuentra el puerto donde en 1913 desembarcó un grupo de rusos que, perseguido por el estado zarista, se instaló en las entonces desoladas tierras en costas del Río Uruguay. Un siglo después, en San Javier siguen manteniendo las tradiciones de sus antepasados en la comida, el idioma y la danza.

Entre los esteros del Área Protegida y un sendero ecoturístico con una diversidad biológica deslumbrante, se encuentra el parador de Puerto Viejo. El kvass (vino de miel), las piroshki (empandas de papa o de repollo), el shaslik (cordero a las brasas macerado en cebolla y limón) y el piroj (tarta con dulce de zapallo), sumados a la música y vestimenta tradicionales soviéticas de los anfitriones, transportan a los visitantes a tierras lejanas.

Las matrioskas de la plaza principal de San Javier saludan a quienes llegan de afuera y le dan una pista de que se trata de un pueblo particular. A pesar de sus escasos 1700 habitantes, el cine Pobieda, el museo de los inmigrantes y el centro cultural Máximo Gorki demuestran que las actividades culturales juegan un rol central. El Ministerio de Turismo invirtió más de cinco millones de pesos en refaccionar un antiguo galpón de piedra y convertirlo en un centro de visitantes, que fue inaugurado el 27 de noviembre y le dio al pueblo mayor visibilidad turística.

El potencial turístico del departamento de Río Negro va mucho más allá de Fray Bentos o del sol y playa que brindan los balnearios emblemáticos como Las Cañas. Las pequeñas localidades, en especial las que tienen al río como protagonista, esconden secretos naturales y culturales que el tiempo irá develando. El trabajo conjunto entre las autoridades del turismo a nivel nacional y regional, los guarda parques del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y el empuje de los grupos locales han hecho que la oferta de servicios aumente con calidad.

Extraído del diario El Observador. Escrito por Cecilia Arregui



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