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03 de February del 2016 a las 01:42 -
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Nuevamente fraybentinos se acercaron a playa Ubici

Iemanjá: una celebración de fe
Nuevamente fraybentinos se acercaron a playa Ubici

Como cada 2 de febrero, muchos fraybentinos van a agradecer o pedir a la diosa del mar Iemanjá, en playa Ubici; lugar donde está ubicado el monumento. Para algunos es una diosa, para otros una virgen pero lo que no cambia es el pedido. "Trabajo, salud son las cosas que más se piden" manifestó el Pae Atilio. "Año a año la celebración crece y más personas se arriman a pedir aunque también a agradecer" agregó. "Se dan alimentos, joyas entre otros, como forma de ofrendar, siempre basados en el color celeste que es el color de Iemanja" remarcó. 

"Siempre hay más personas que se arriman y siempre les digo lo mismo, la cuestión es creer y la voluntad con la que uno hace el pedido, por si misma la diosa no cumple los deseos, para eso es necesario que la persona crea" dijo Atilio. "Hay personas enfermas que se han curado, que han venido a pedir trabajo y lo han conseguido y por eso es importante agradecer cuando los pedidos se cumplen" finalizó. 

Este año un buen número de personas se acercó a playa Ubici, tal vez no tanto como otros años, pero igualmente se celebró como cada 2 de febrero. 

Origen 

Iemanja, Jemanjá o Yemanyá es una Orishá (divinidad) femenina del panteón yoruba (grupo étnico) originario de Nigeria y trasladado al continente americano en el periodo del tráfico de esclavos junto con el resto de sus religiones y costumbres.

Leyenda 

Yemaya es la diosa de las profundidades del mar, fuente de todo origen y vida. Es la deidad de las aguas saladas. Es la diosa madre. Es la dueña de las aguas y representa al mar, fuente fundamental de vida y creencias. De sus pechos habrían brotado las aguas de los continentes, creando luego todo lo demás. Yemaya, la madre de las aguas, es conocida como la Diosa del Agua Salada, Diosa del Encuentro de las Aguas del Río y del Mar, Emperatriz de las Aguas, Reina del Mar, Diosa de la Fecundidad, Madre Primordial y Señora de la Vida. De ella nació todo lo que se conoce.

Yemaya es la reina primigenia, la diosa sagrada de origen africano que se trasladó a países americanos como Brasil, Colombia y Cuba, entre otros. Es la dueña de las riquezas de todos los mares y océanos, de sus perlas, conchas, caracoles, corales y peces. Es natural de Obeokuta, pero sus adoradores principales son del pueblo de Egbado. En los primeros tiempos se la conoció como Ymoja, una de las más grandes diosas de Nigeria, de África y de la diáspora. Se la expresa como una sirena sobre una concha, resplandeciente de belleza y alegría en los océanos. El azul y el celeste, así como las perlas le dan el rango de emperatriz del sentir, y los tonos plateados simbolizan la Luna creciente.

Yemanya diosa mayor de los Orishas y Madre de todos los Orishas, es hija de Olokúm (Dios del Mar). Es la fuente de todas las riquezas, las cuales comparte con su hermana Oxum.

Habita en las aguas saladas de los mares y océanos del mundo, representa el misterio de lo profundo que envuelve a la tierra, rodeada de mares y océanos. Se la asocia a la gestación, a la maternidad y es caracterizada por su fuerza y su determinación, así como por su sentido de la amistad. Representa la mar en calma y tormentosa. Simboliza la maternidad por excelencia. Es la fuerza progenitora, madre de todos los seres humanos. Se la simboliza como una mujer alta, risueña, sabia y con porte de reina, es de carácter orgulloso, indomable, astuto y arrogante. Sus colores son el azul y el blanco, los colores del mar y la espuma. Sus símbolos el abebé, un abanico redondo de metal plateado con la figura de una sirena o un pez, y el axé, una piedra blanca venida de las profundidades, que se guarda en una porcelana azul, rodeada de otros elementos de mar. Danza con un abanico de metal blanco en las manos imitando el movimiento de las aguas y el vaivén de las olas del mar.

Es la Reina del Amor por excelencia, enseñó a todos los demás lo que es el amor. Su bondad y nobleza la distinguen ante la humanidad. Pero, cuando se enfada es irrefrenable e implacable con quién la indignó, aunque sus castigos siempre llevan el peso de la justicia. Su palabra es sagrada.

Domina la creatividad y a la madre natura. Ella manda sobre cada criatura del océano, y trae las lluvias para nutrir la tierra. Dado que el océano es análogo a las aguas que nutren la vida en el vientre de la mujer, Yemaya también reina sobre la fertilidad. Es por eso que es a ella a quien se le ruega cuando se tiene problemas con el embarazo. Como madre, tiene la gloria de ser comprensiva con sus hijos. Se le toma como invocadora de la femineidad. Posee las características propias de la Luna.

Yemaya es quién reina en el mar con su misericordia y milagros. Se le considera protectora de los barcos y patrona de los pescadores, también es dueña de los frutos del mar. Entre los pescadores existe la creencia que cuando hay tormentas fuertes es señal que Yemaya está enojada por algo que ocurrió o porque no le ofrendaron algo que le prometieron. 

Cuenta la leyenda que se casó dos veces, primero con Orumlia (Señor de las adivinanzas), y después con Olofìn Odudua, rey de Ifè, con quién tuvo diez hijos, aunque en total se le atribuyen quince (todos dioses). Cuentan que un día, después de discutir con su marido, que había vuelto borracho, y después que este se burlara de los grandes pechos de Yemanyá, ella lo abandonó dirigiéndose hacia las tierras del oeste. Odudua envió entonces a su ejército a capturarla. Al verse rodeada, Yemanyá rompió contra el piso una garrafa con una sustancia que su padre le había dado para defenderse. Se formó entonces un gran río que llevo a la Diosa hacia el Mar, residencia de su padre.

Desde entonces se ha reconocido a Yemanya como Diosa del Mar, mientras que su padre es el Dios de ríos y lagos de agua dulce.

También se cuenta que un día Oloddumare-Olofi emitió un decreto que pedía a todos los orisha que fueran a su Efin (palacio). Yemanya estaba en la tierra en ese momento. Cuando la noticia del decreto llego a ella, estaba sacrificando un carnero, una de sus comidas favoritas. No deseando llegar con las manos vacías ante Olofi, y al no tener ningún otro regalo, coloco la cabeza del carnero en un plato de plata y la llevo al Creador. Mientras esto sucedía, ella fue la única de los orisha que pensó en llevar un presente a Olofi. Conmovido por esta atención, el Creador se levanto de su trono y dijo “Awoyo Ori Dori Re” (una cabeza tras, una de cabecilla serás). Y de ahí en adelante Yemanya fue colocada en un rango por encima de los otros orishas.

 


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