El presidente del BPS Heber Galli advirtió que más de un 30% de las empleadas domésticas siguen trabajando en negro, es decir, sin estar registradas en la seguridad social.
Galli aseguró que cuando una doméstica se quiere jubilar y reclama los años trabajados, aún cuando no haya aportado por ellos, la deuda que deben pagar los empleadores puede ser muy grande.
Aseguró que en estos casos el BPS calcula lo adeudado e intima el cobro. Si la empleada no estuvo siempre regularizada, sino solo los últimos años de trabajo, se le exige al empleador 10 años de aporte.
El presidente del BPS aseguró que hay casos en los que el empleador fallece y le pasa la deuda a sus hijos o herederos, que “tienen que enfrentar la situación”, dijo Galli en el programa Contrapunto de TCC.
Extraído de Subrayado.
Fotografía de SUTD