El 16 % de los nacimientos que ocurren en Uruguay implican partos protagonizados por madres de entre 10 y 19 años, lo que representa 8.000 casos. La subsecretaria de Salud Pública, Cristina Lustemberg, aseguró que la desigualdad social incide directamente en los casos de embarazo adolescente, sobre todo en los “no intencionales”. El 20 de setiembre el Gobierno lanza una Estrategia Nacional para reducir inequidades.

En Uruguay nacen casi 8.000 niños por año de madres adolescentes y jóvenes de entre 10 y 19 años. Concretamente, el último dato confirmado, que corresponde al año 2014, indica que nacieron en esta condición 7.951 bebes, valor que representa un 16 % del total de nacimientos (48.000). De esos 7.951 bebés, 169 nacieron de madres menores de 15 años. “Esta situación nos preocupa particularmente, porque tiene que ver con una maternidad infantil forzada, producto de una explotación sexual o de abuso”, indicó la subsecretaria de Salud Pública, Cristina Lustemberg, en alusión al embarazo no intencional en la adolescencia.

La jerarca explicó que las cifras de embarazo adolescente se mantienen desde 1996 y que el tema es una de las prioridades en el marco de los Objetivos Sanitarios que se trazara el ministerio.

Según recordó, si se analiza el contexto de América Latina, se puede percibir que, mientras baja la tasa de fecundidad general, aumenta la tasa de fecundidad en este grupo de adolescentes, lo que es considerado “un elemento claro de desigualdad”.

Otro dato que citó para ratificar esa desigualdad es el siguiente:  Las cifras de embarazo adolescente en muchas de las instituciones privadas donde se atiende la población de mayores ingresos representan el 0 %, mientras que en el prestador público alcanzan el 26 %.

Las diferencias también se registran según el departamentos. Por ejemplo, Río Negro, Cerro Largo y Rivera registran cifras de embarazo adolescente no intencional similares a las de países de menores ingresos del continente africano. “Este indicador traduce las inequidades y las desigualdades que tenemos. El embarazo no intencional marca mucho la desigualdad, se vincula a los sectores de menores ingresos donde hay mayores vulnerabilidades”, resaltó Lustemberg.

Otro dato que consideró preocupante es que el 82 % de las adolescentes que tuvieron un hijo ya se habían desvinculado el año anterior del sistema educativo.

Ante esta realidad, el Ministerio de Salud Pública lanzará el próximo 20 de setiembre una estrategia nacional, en procura de disminuir la cantidad de embarazos de adolescentes en el país. La meta es variar los indicadores, de 58 por cada 1.000 nacidos vivos a 48 por cada 1.000 en 2020—meta trazada en Objetivos Sanitarios Nacionales—.

El tema es abordado por un conjunto de organismos que, junto al Ministerio dje Salud Pública, comprende al Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio de Educación y Cultura, la Administración Nacional de Educación Pública, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y el Fondo de Población de Naciones Unidas. También contribuye el Espacio Interdisciplinario de la Universidad de la República, particularmente por intermedio de las facultades de Sociología y de Psicología.

En este contexto, Lustemberg valoró como fundamental abordar el tema directamente con los adolescentes y jóvenes en instancias como “Desempolvando un derecho: jóvenes discutiendo la salud”, jornada realizada el lunes 5 de setiembre en la sede ministerial en la cual realizó estas declaraciones.

Extraído de Presidencia. Fotografía de LR21