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15 de April del 2017 a las 13:26 -
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Secuelas de una tragedia

A un año del tornado
Secuelas de una tragedia

Dolores recuerda hoy una de las peores catástrofes sufridas en el país. A un año del devastador tornado, la comunidad participará de una procesión que partirá de la iglesia Valdense que fue arrasada por el viento y llegará hasta la parroquia ubicada frente a la plaza principal. A las 16.15, hora exacta en la que el tornado categoría F3 golpeó en Soriano, colocarán una placa recordando a las cinco víctimas que se cobró a su paso por Dolores, con ráfagas de entre 250 y 330 kilómetros en la hora provocando una destrucción sin precedentes a partir de lo cual el pánico ganó las calles.

El viernes 15 de abril, un tercio de la ciudad fue golpeada por el fenómeno que asomó por la costa del rio Uruguay,  con toda su fuerza destructiva y ocasionó daños en un total de 1800 padrones. 180 viviendas fueron levantadas de cero y más de 300 fueron reconstruidas por el gobierno nacional con apoyo de la intendencia de forma de asistir a las familias más vulnerables. Al resto se le apoyó con canastas de materiales en gran medida producto del aporte de donaciones que llegaron en cuantioso volumen desde diferentes puntos del país como desde el exterior. Brigadas de trabajadores del SUNCA y voluntarios de todos los rincones de Uruguay, llegaron para socorrer en la situación  de emergencia. El hospital local, que jugó un rol fundamental recibiendo a cientos de heridos y que al mismo tiempo se vio seriamente afectado en su infraestructura, fue de los primeros edificios en ser recuperados.  La mutualista local abrió sus puertas a todos los heridos atendiendo palmo a palmo con el hospital.  

SHOCK. Dolores intenta recuperarse del trauma, pero no es tarea sencilla ni de corto plazo. Lo vivido fue realmente desolador. El miedo quedó impregnado en la piel a tal punto que ante la menor inestabilidad del clima, los vecinos de esa ciudad hacen cruces  y los creyentes rezan al cielo para que no vuelva a pasar lo de ese fatídico día. 

“Recuerdo mucha desesperación, impotencia y más que nada tristeza y no puedo creer que haya pasado ya un año porque acá estamos con mucho dolor todavía y con consecuencias psicológicas todavía algunos más que otros, pero con mucho dolor seguro” dijo a El País, Verónica Bianchi, adscripta del liceo 1 al que se le voló el techo.   

De inmediato reconoce que el trauma “no se supera, tratás de hacer terapia y tratas de concientizarte que no va a pasar más, pero no lo podes superar del todo. Los chiquilines más que nada, no sabes lo que es el liceo cuando hay un día de tormenta o alerta, es todo un caos, los padres que vienen a buscarlos. El otro día vimos a un niño chiquito yendo con la mamá a buscar al hermano porque venía tormenta y no sabes el estado de crisis de un niño de cinco años, que insistía en que se tenían que ir a la casa. Y casos como ese un montón. Estamos híper sensibilizados, y la madre haciendo caso a la criatura de levantar el hermanito que estaba en el liceo porque hay pánico en todos lados” admite Bianchi. 

A los vecinos les quedó esa sensación de vulnerabilidad. Antes del 15 de abril de 2016, otro tornado (diciembre de 2012) con menor intensidad golpeó la periferia de Dolores en el eje de ruta 21 hacia el sur. Fue otro fenómeno singular porque los videos caseros registraron un eje central con cinco vórtices tocando tierra., algo que nunca había podido documentarse en el país.

“La verdad es que estamos muy agradecidos de vivir en una comunidad próspera como ésta pero seguimos estando lamentablemente a la expectativa de que pasa con el tiempo y nos sentimos muy vulnerables en donde estamos. La verdad  que sí pudo volar todo lo que voló, no sabemos si puede volver a pasar” indicó la funcionaria de la principal casa de estudios de la ciudad. 

Es imposible borrar ese día de la memoria. “Mi hija que es profesora estaba en la planta alta del liceo y yo en la adscripción. Me llamo porque desde su ventana vio venir el tornado y me pregunto qué hacer con los chiquilines y les dije que bajaran al segundo piso. Le grite a la otra adscripta que fuera a desalojar el anexo y nos encontramos en la segunda planta en la puerta de la biblioteca. Allí la ayudante de biología nos avisa que arriba no quedo nadie y tras eso, en una décima de segundo se cayó absolutamente todo.  Cuando vino la segunda ráfaga, una de las chicas intentaba ir hacia abajo y no entendía que se tenía que tirar al piso. Fue ahí que la alcancé a manotear de la mochila y la corrí en el aire por la fuerza del viento” recuerda aun consternada. 

Luego de casi un año de idas y venidas reclamando por el liceo que guarda bienes patrimoniales, Verónica Bianchi, reconoce que se han logrado avances. “La comisión de reconstrucción ha logrado cosas importantes, primero que se limpiara el edificio, también conseguimos que se techara para no siguiera deteriorándose. Ahora el pre proyecto ya fue aprobado por Secundaria, está en el Codicen y la arquitecta tiene hasta el 30 de abril para presentar el proyecto definitivo que irá a una licitación abreviada. Todo va encaminado y en junio estarían empezando las obras, somos optimistas y creemos que el año que viene ya vamos a estar acá de nuevo” explicó Bianchi.

Los dos liceos vieron seriamente dañada su estructura por lo que las autoridades pudieron diseñar rápidamente un complejo de contenedores salones para funcionar en forma provisoria en predios de UTU. 

RESEÑA. Sobre las cinco de la tarde del viernes 15 de abril, Dolores parecía una ciudad bombardeada. Autoridades completamente desbordadas lanzaron como pudieron un pedido de ayuda a nivel nacional y por los pocos medios disponibles.  Horas después llegaba una avanzada de la Guardia Metropolitana y la ciudad pareció estar en toque de queda en parte para frenar un intento de vandalismo de quienes quisieron aprovecharse de la desgracia pero rápidamente neutralizados.  Vehículos militares patrullaban la zona de desastre. Nadie podía permanecer en la vía pública a menos que fuera propietario de un inmueble afectado.  No había luz, tampoco teléfono y las calles estaban bloqueadas por escombros, columnas y árboles derribados por doquier. Los servicios de bomberos, policías, hospital y sanatorio, hicieron un esfuerzo sobrehumano para atender la sobredemanda. Llegaron unidades de ASSE con médicos y enfermos procedentes de Montevideo. Lo mismo hizo UTE desplegando un contingente de funcionarios y camionetas pocas veces visto. 

El dolor estaba a flor de piel pero además durante la primera noche se percibía un silencio que revelaba el estado de shock de toda una comunidad. Incluso, se respiraba cierto miedo porque el clima aun inestable acechaba amenazante. A la mañana siguiente, maquinaria municipal y la solidaridad de varias intendencias permitieron poco a poco despejar las calles atiborradas de autos volcados, hierros retorcidos  y toneladas de paredes y techos derruidos. El ejército por su parte llegó y se instaló para colaborar fundamentalmente en las acciones de limpieza y preparación de comida caliente. La unidad principal instalada en el complejo Janka, permaneció inamovible en Dolores al menos durante los siguientes dos meses.

 


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