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15 de April del 2017 a las 13:33 -
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Cinco fallecidos como consecuencia de la devastación

Las víctimas del tornado
Cinco fallecidos como consecuencia de la devastación

Cinco personas murieron como consecuencia del viento y terminaron cambiando para siempre la vida de esas familias.

-Felipe Bentancour estaba en su casa cuando la furia del viento lo tomó por sorpresa. El hombre de 70 años, falleció en el acto al desplomarse el techo de su vivienda.

-Celina Torres. Vivía en el barrio “Altos de Dolores”, en la periferia de la ciudad sobre la perimetral. Le cayó encima una pared de su vivienda. Con 66 años murió estando internada en el CTI de Fray Bentos. 

-Hacía tres décadas que Domingo Menguel  (54) se encontraba radicado en Dolores. Su último trabajo era la distribución de agua mineral. Fue sorprendido por un auto que levantó el tornado cayó aplastando la cabina del camión de reparto en el que viajaba. 

-Con tan solo 23 años, William Espantoso era un joven mecánico que había sido criado y trabajaba junto a su padre adoptivo. Murió en el taller aplastado por una viga.

-En contexto parecido, padre e hijo trabajaban en el taller de Ford. Carlos Mateu y su hijo decidieron refugiarse debajo de un vehículo con tanta mala fortuna que una pared se desplomó sobre la camioneta que terminó aprisionándolos. Su hijo resultó ileso. 

Su hermano, Miguel Mateu, fue vocalista durante años del reconocido grupo Fantasía que marcó toda una época sobre todo el litoral uruguayo argentino.

Perdí a mi hermano ahí, hubo cinco víctimas ese día y en los días siguientes creo que fallecieron otras personas más a consecuencia de lo mismo. 

“Fue un día de terror. Son cosas del destino, pero la diferencia está en que si vos perdés un ser querido en el caso de que está enfermo, te vas preparando, pero éste no fue el caso” indicó Mateu.

“Me acuerdo todos los días de él. Yo estaba trabajando en el barrio sur, haciendo una boca de tormenta y recuerdo que vino el capataz y nos dijo que la obra estaba cortada por mal tiempo. Dejamos de trabajar, serían las diez de la mañana y me fui a casa y pase el día aquí con mi gente. A la tarde a esa hora yo estaba en la computadora con los auriculares puestos y no escuchaba nada, era un día de calor tremendo. Mi señora se estaba duchando y sale y me pregunta: ¿Qué es ese ruido?” y yo no sentía nada, me saco los auriculares, siento un estruendo y cuando salgo a mirar era un torbellino como con papelitos brillantes que en realidad eran las chapas de los techos que se iban volando” contó Mateu mientras hacía pausas en el relato, propio del dolor que le genera el recuerdo. 

“Fue un momento en el que no sabes qué hacer ni dónde meterte, porque acá se cayeron dos árboles del frente, se volaron techos y luego se cortó la luz. No había teléfono, todo era un caos tremendo, no había como comunicarse con nadie, si alguien llamaba se llegaban a oír las primeras palabras y se cortaba. Salías a la calle y estaba todo cortado porque había columnas en el suelo, cables, autos hechos añico. Las imágenes de ese día todavía están como si hubiera ocurrido ayer” describe el músico. 

Recuerda que a partir de ese momento, “todo fue un desconcierto tremendo. Muchos entraron en estado de pánico y otros se quebraban en estado de shock que no sabían que hacer. Lo más difícil es mantener la calma porque viendo todo lo que pasaba, fueron no sé si tres o cuatro minutos pero fue devastador y querías salir a la calle y no podías porque estaban las calles todas cortadas, todo colapsado, fue horrible”.

Mateu en su oficio de constructor aporta otro punto de vista sobre el daño del tornado que no se ve desde la calle.  “Yo que ando arriba de las terrazas reparando techos, puedo decirte que hay cantidad de casas que ves solo los frentes pero en el fondo no hay nada, o tienen galpones destruidos. Hay muchos lugares que ya no existen y es mucho escombro que todavía no se ha  sacado. Son varias las manzanas que están todavía en ese estado” advierte el constructor. 

En el centro de la ciudad hay comercios que pudieron reconstruirse rápidamente, otros que comienzan a repararse un año después y algunos que siguen como si no hubiera pasado el tiempo. Lo mismo ocurre con familias que viven en el radio céntrico y debieron contraer créditos para refaccionar sus viviendas y recién un año después, pueden volver a sus hogares. En la periferia es donde la ayuda estatal fue más evidente. Era la única opción para que cientos de familias pudieran reconstruir sus vidas.   

“Fue el peor día de nuestra vida. Esas imágenes no se van a olvidar y espero que no tengamos que pasar nunca más por eso. Recuerdo que estaba en la calle con mi marido y mis dos hijos estaban estudiando. Nos metimos en la casa de una vecina y vimos como destruyó la nuestra que era bien precaria. De inmediato salimos corriendo preguntándonos si nuestros hijos estaban con vida” contó Fátima Jaime.

Se quedaron sin nada y pocos días después recibieron un contenedor dormitorio. “Se cumple un año de que estamos viviendo acá, no nos quedó otra que adaptarnos pero ahora como que no damos más, porque sentimos que nos absorbe” explicó la vecina que en pocos días más recibirá una delas viviendas construidas por el estado para atender a los damnificados en situación de vulnerabilidad. “La verdad que las viviendas son preciosas, hay que esperar dos semanas pero lo cierto es que deseo mudarme ya mismo” expresó Fátima.

 


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