Carlos Sobrino, junto a Daniel Curadossi, fueron los técnicos municipales responsables de la Dirección de obra.

“Han sido tres largos años de obra, y este último tiempo todos los detalles de las terminaciones ha requerido nuestra presencia durante las 24 horas del día, algo que hemos hecho con gusto porque nacimos para esto” indicó Sobrino a InfoRÍO, sin ocultar su orgullo por haber dirigido la restauración más importante de los últimos años.

La recuperación comenzó en 2008 sin mayores pretensiones. “Fue  ante la necesidad de recuperar la eléctrica del teatro que estaba en muy malas condiciones, porque no se había renovado nunca, se le iban agregando tomas o picos de luz. Además, las azoteas se encontraban deterioradas y les pasaba agua. El estado general no estaba bien porque desde el año 1985 no se le hacía nada importante y este tipo de edificios hay que mantenerlos porque una vez que se vienen abajo es doblemente difícil y costoso recuperarlo” señaló Sobrino.

 Recordó que el teatro se había cerrado ante la llegada de un restaurador que se ocuparía de la decoración de los palcos, pero en vista del problema que se había presentado, Sobrino sugirió al intendente Omar Lafluf la necesidad de organizar el reciclaje. Es allí que se recurre al estudio Collet- Neri que diseñó un proyecto arquitectónico que se cumplió por etapas.

“Como no se cuenta siempre con todo el monto de dinero,  un proyecto se puede ir haciendo por etapas y además pudimos detectar que es lo más urgente. Es cierto, al principio habíamos evaluado un costo de presupuesto y después casi que se duplico, pero también es cierto que cuando hablábamos del reciclaje, no soñábamos con un teatro así como finalmente quedó” expresó Sobrino.

Desde su punto de vista, cuando se planteó volver a tener  la sala con el rojo original, “fue el disparador de la restauración actual, fue la primera vuelta hacia la historia. Ahí solicito la colaboración a Willy Rey, arquitecto de la comisión de Patrimonio Nacional y me sugiere comunicarme con la restauradora Agustina Speron. Hoy puedo decir que sin ella no habríamos terminado todo esto. Agustina nos hizo olvidar de lo económico y abrazarnos a lo artístico a mil por ciento” dijo uno de los responsables de la obra.

“Originalmente vino por la restauración del cielo raso de tela pintado, pero parada acá en medio de la nada empezó a decir: “acá hay oro, allá hay oro, esto era dorado, esto era así” dijo.

“Lo que hicimos fue devolverle la antigüedad original como monumento nacional histórico que es. Un edificio sumamente noble en los materiales utilizados, en la mano de obra original y no parece que tuviera cien años” expresó el arquitecto que se dedicó de lleno a la obra.