También la comunicación política requiere de una cantidad importante de factores. Para nosotros, el primero y fundamental es la verdad; porque todo puede ser materia de análisis pero la verdad es una sola.

En el mundo del “calentamiento comunicacional”, no es fácil trasmitir con eficacia. Hoy día genera más “rating” la polémica, la confrontación, los supuestos y los dichos controversiales que la realidad. Muchas veces los mensajes en la actualidad se llevan puesta a la verdad.

Y nosotros hemos tratado de definir desde estos editoriales una forma de hacer política. Es nuestra convicción, lo que sentimos y lo que para nosotros es correcto. No es fácil imponer una línea argumentativa y racional, comprometida con el mensaje y con quienes la recepcionan. Es más fácil generar impacto con inexactitudes y polémicas estériles, mucho más fácil decir un titular agraviante para alguien que construir a partir de la verdad y el respeto.

Días pasados desde un medio digital se nos tiraban algunas cifras sobre las repercusiones que generan una y otra forma de comunicar y es claro que estamos en desventaja frente a formas resultadistas de generación de impacto fácil y casi siempre confrontadas con la verdad. Siempre elegiremos lo que hemos venido sosteniendo desde el inicio, porque para nosotros el objetivo es construir con los destinatarios de nuestros mensajes.

Hacer política no es todos los días entreverarse en una discusión. Si viene y es necesaria, se la hace, ¿pero se imaginan lo que sería la humanidad, el desarrollo de las ciencias, el avance en las tecnologías si todo se redujera a la discusión superficial y mediática? ¿Se imaginan la política si quienes somos elegidos cada cinco años en lugar de asumir la responsabilidad para lo que fuimos elegidos, solo dedicáramos nuestro tiempo a discutir, confrontar, descalificarnos, etc?

De hecho Uruguay, que es un País ejemplo en el mundo por su calidad Institucional, muchas veces contribuye a climas como los que mencionamos, por suerte muy menores y muy focalizados. Menores y focalizados que no son obstáculos para que crezca en la población el descreimiento sobre nosotros quienes hacemos política. Por eso nos reafirmamos, aunque no seamos muy atractivos a la hora de la lectura o del simple oír, el desarrollo de los pueblos requiere de la generación de sinergias positivas de mucho trabajo, de análisis.

Sostenemos reiteradamente que la controversia por la controversia misma tiene mucho que ver con la mediocridad y la tendencia a huir de las dificultades.

Lo de siempre, lo haremos mal, regular o bien, aceptando nuestras limitaciones pero lo que jamás cederemos es en la convicción de que llegamos acá para trabajar con y para la gente, para honrar la palabra, con la verdad como objetivo permanente.

-Tany Mendiondo-