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10 de November del 2015 a las 22:08 -
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Anglo y Fray Berntos cautivaron al mundo con el extracto de carne

La primera trasnacional alimenticia de la historia
Anglo y Fray Berntos cautivaron al mundo con el extracto de carne

La antigua e histórica planta industrial del Liebig (Lemco) en Fray Bentos sigue siendo, a 150 años de su fundación, un suceso fenomenal y acaso único en Latinoamérica, donde el famoso químico alemán hizo realidad el sueño de llevar su invento alimenticio a nivel industrial, y para ello eligió a la ciudad de Fray Bentos de aquel ignoto país que era Uruguay, si bien todo ello fue consecuencia de un conjunto de múltiples factores que se dieron por aquellos años.

En realidad fue la instalación de la primera multinacional de los alimentos que desarrolló ese revolucionario producto para llevarlo al consumo popular en todo el mundo. Y así fue: con la producción de Fray Bentos el producto salía de la farmacia como medicina para llegar al mercado como alimento.

Si tuvo éxito lo dicen los cromos publicitarios descubiertos por doquier escritos en casi todos los idiomas del mundo, e incluso hay algunos escritos en idiomas desconocidos. El extracto de carne, que al principio fue un producto medicinal distribuido en farmacias, fue conocido y consumido a partir de Fray Bentos en todo el mundo.

La creación del extracto de carne fue un proceso de investigación de laboratorio tan genial en calidad, que recientemente se halló en Manchester una lata de extracto de carne que tenía 67 años de envasada, y, al abrirla, su contenido estaba intacto en gusto y sanidad, apto para su consumo. Fue, como dijimos, la primer empresa multinacional del mundo alimenticio establecida en Fray Bentos, cuyos propietarios fueron miles de accionistas mediante títulos de cinco libras, cinco dólares, 500 pesos, y así en todo el mundo.

Se cotizaba en la bolsa de Londres y casi todos los europeos (belgas, franceses, alemanes, norteamericanos ingleses), e incluso uruguayos, tenían acciones del Liebig’s (Lemco, Liebig Extract of Meat Company). Curiosamente, nunca conoció su empresa y, según consta en los documentos, en su lecho de muerte en Munich “se lamentó profundamente no haber podido visitar Fray Bentos”.

Puertos (muelles). Esta empresa construyó el puerto, cuyas ruinas son aún testigos de aquel tiempo: el muelle de madera, las viejas grúas que aún están allí y a las que hemos fotografiado en años pasados. Industrialmente triunfó; era carne uruguaya que llegó a todo el mundo desde 1864, hasta que misteriosamente se fue de Uruguay por los años ‘20 y lo adquirió el Frigorífico Anglo que terminó de pagarlo en 1924, según consta.

El Anglo continuó la industria del Liebig y agregó otros productos, pero básicamente lo que el Anglo incorporó fue la industria del frío, construyendo no lejos del edificio central una enorme planta frigorífica, actualmente en ruinas. La idea era exportar carne congelada y enfriada, principalmente al mercado inglés. ¿Qué pasó con Lemco? No se sabe.

Dra. Lewowicz. Los datos y testimonios que se están obteniendo ahora de Liebig, una historia apasionante, están poniendo luz sobre esta multinacional de 1865 en Uruguay gracias a los esfuerzos de una uruguaya investigadora, que incluso nos ha estimulado a nosotros a su divulgación y cuanto estamos publicando son datos que nos suministró recientemente, poco antes de su partida hacia Europa.

Se trata de la Dra. Lucía Lewowic, actual directora del departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UdelaR. Fue becada por el gobierno de Alemania, por la Alexander von Humboldt Foundation en el 2012, y su sede de trabajo fue el famoso Instituto Max Planck de Berlín, y de allí se desplazó a varias ciudades de Europa como Munich, Giessen -donde vivió Liebig-, Amberes y Londres. De hecho no quedó instituto, museo, archivo, o centro de referencia histórica que no fueran examinados por la Dra. Lewowicz en viajes anteriores, ya fuera en Uruguay, Europa e Inglaterra, buscando información sobre el Liebig, sus procesos químicos y su instalación en Fray Bentos.

Recientemente estuvo en Rio de Janeiro donde dio una conferencia ante un selecto auditorio de estudiosos historiadores de la química y la filosofía sobre el Liebig y Fray Bentos.

Entrevista. Fue después de su conferencia en Rio que mantuvimos una prolongada conversación con esta destacada y tenaz historiadora, que nos abrumó con datos producto de sus investigaciones de hace dos años. “Todo comenzó cuando un día visité el Museo de la Revolución Industrial que está en el antiguo edificio del Liebig en Fray Bentos, ahora Anglo, y descubrí datos y detalles del antiguo laboratorio de Control de Calidad del frigorífico que era una verdadera revolución en aquel tiempo, donde el rigor científico del barón Justus von Liebig se aplicaba sobre la producción del extracto de carne, porque el productgo elaborado no podía contener la más mínima pizca de grasa para que pudiera conservarse con calidad de consumo.

La Dra. Lewowicz enfatiza que Liebig era implacable en la obtención de calidad, y tanto es así que había control de calidad en Fray Bentos, en el depósito de la empresa que estaba en Amberes y en los depósitos en Alemania. “Los uruguayos y alemanes tienen que saber que Liebig es considerado hoy con el mismo nivel intelectual de Isaac Newton como químico, científico e investigador de la ciencia”, dice Lewowicz, y que lo llaman “el padre de la química orgánica” porque en esencia la química que desarrolló fue la química de la agricultura y la ganadería. Por los documentos obtenidos, afirma que “transformó toda la agricultura y la ganadería norteamericana e inglesa, haciendo del proyecto de la granja un proyecto de carácter industrial y no un proyecto de granja”.

El tema es que en Alemania y en Europa poco se conoce de Liebig y su extracto de carne, aunque se le van reconociendo cada día mayores méritos.

Los detalles y datos que nos aporta nuestra entrevistada de un mundo científico, comercial y químico son apasionantes, conectando a Fray Bentos a un tiempo increíble. En este recóndito rincón del Uruguay, su fluido manejo de los idiomas inglés y alemán le ha permitido desempeñarse cómodamente con los archivos investigados.

Desperdicio. La clave de su instalación en el Uruguay debiera ser considerada consecuencia de lo dicho por uno de sus principales actores como fue el alemán Giebert, que con gran asombro, estando en Uruguay fue testigo de cómo los uruguayos desperdiciaban las partes principales del animal solo para extraer el cuero, porque la riqueza industrial del momento eran los cueros y de ahí la instalación de los saladeros.

Hemos revisado bibliografía donde brevemente se consigna la presencia del Liebig en Fray Bentos, y sobre ello hemos escrito varios artículos. Pero la que estamos publicando es la verdadera y apasionante historia que está siendo recopilada por la Dra. Lewowicz y que continuaremos en próximas notas.

 Nuevo viaje. Esta pasada semana, la Dra. Lewowicz partió para Alemania nuevamente becada por el Instituto Max Planck de Berlín, donde establecerá su sede de trabajo, pero desde allí irá a varias ciudades de Alemania y de Europa

(*) Artículo de Emilio Cazalá para El País. 

(**) Fotografía de René Boretto. 



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