Nuestro país es una Democracia firme, asegurada, un país donde se pueden ejercer las más diversas libertades y el derecho a disentir está garantizado por la Constitución y por las normas cotidianas. Tenemos Partidos Políticos que son de los más antiguos de la historia, el Nacional y el Colorado, y también Partidos recientes, como Asamblea Popular y el Independiente. Aunque nos parezca ayer, nuestro querido Frente Amplio ha dejado de ser un Partido joven, hoy ya somos una fuerza madura. Llegamos a estos 47 años cargados de un promisorio pasado y un presente que nos encuentra en la más importante de las responsabilidades: conducir los destinos políticos del Uruguay del Siglo XXI.

Un Siglo XXI que es muy distinto del pasado, nos encontramos con nuevos desafíos, con un orden mundial que ha dejado atrás la vieja dicotomía entre capitalismo y comunismo; hoy hay bloques económicos que operan de otra forma; un Siglo XXI que nos impone como nunca el desafío de brindar una educación que se inserte en este complejo presente como única garantía para las nuevas generaciones; un Siglo XXI que se enfrenta a retos impensados hace algunas décadas: el crimen organizado internacionalmente, los carteles de droga, un ambiente de cada vez menor tolerancia y una inusitada explosión de diversas formas de terrorismo.

Y en medio de este ambiente nada calmo y sobre todo cambiante, los uruguayos seguimos adelante. Y a pesar de los diagnósticos agoreros, a pesar de los que hoy se movilizan con consignas muy poco claras y para nada desinteresadas, a pesar de la región que en los últimos años ha sido más un ancla que un apoyo, a pesar de todo, el Uruguay va. Y va haciendo reformas en todas las áreas de la vida nacional: salud, educación, industria, etc, etc. ¿Que no es suficiente?, ¿Qué nos falta mucho por hacer? Somos los primeros en reconocerlo, pero es al Frente Amplio que los orientales le han dado la responsabilidad de conducir estas primeras décadas, y cuando uno mira cómo ha descendido la pobreza y la indigencia, cuando miramos cómo se ha mejorado la calidad de vida de miles y miles de compatriotas no parece casual que sea al Frente Amplio que el pueblo uruguayo le dio esta responsabilidad.

Nuestro aniversario debe ser un festejo de lo mejor de nuestras tradiciones; del respeto por el que piensa diferente, de la tolerancia, de usar las reglas de juego legales, de llamarnos a unirnos en las difíciles y a compartir el beneficio de los momentos de éxito. Nada surge de la confrontación por la confrontación en sí.

Somos herederos de un país con una escala humana mínima, sin grandes riquezas, pero en un suelo, agua y aire bendecidos por la naturaleza. Es nuestro deber hacer todo lo posible por seguir creciendo con la mayor equidad posible.

Hay buenas razones para celebrar un nuevo aniversario de nuestro Frente Amplio, junto al pueblo que lo hizo nacer y que hoy lo hace ser gobierno. El destino del Uruguay es la más hermosa de las tareas que una fuerza política puede tener en sus manos.

Adelante, ¡a seguir trabajando juntos y sin tregua!

-Tany Mendiondo-